La
Ratatouille es una receta francesa (provenzal) pero
está muy extendida por todo el Mediterráneo: se parece a la
peperonata que hacia mi madre en Italia o al popular pisto
manchego. Esta es la mía...en versión veraniega: para comerla
muy fría directamente de la nevera. El secreto está en los tiempos
de cocción: todo debe estar bien cocido....pero durito y a punto: se
trata de añadir las verduras en el orden correcto y con los tiempos
adecuados.
Por 4 personas:
½ cebolla
3 pimientos medianos
2 calabacines medianos
1 berenjena grandote
2 dientes de ajo
sal
perejil picado
Cortar la cebolla en cubitos regulares
y saltearla en una cazuela grande con aceite y una cuchara de mesa de
azúcar – este abundante azúcar nos servirá sea para hacer más
digerible la cebolla, sea para quitar acidez al tomate que
añadiremos.
Cuando la cebolla estará transparente
echar los tomates cortados en cubitos y sin semillas (o los tomates
pelados en lata si no tenéis tomates frescos...pero nunca nunca
nunca el tomate frito, que no es lo mismo amigos españoles!) y
cocinar por 10 minutos.
Echar los pimientos cortados en cubitos
de más o menos 2cm: personalmente me gusta poner los pimientos de
los tres colores (rojo, amarillo y verde) por una cuestión estética
y de sabor al mismo tiempo.
Cuando los pimientos estarán cocido a
media (tenemos que calcular el tiempo de cocción total...) echar los
calabacines y las berenjenas: todos troceados en cubitos - el grosor
y la dimensión depende de la textura de la verdura: tiene que tener
una cierta consistencia.
Antes de apagar el fuego echar
abundante perejil picado y poner en la cazuela dos dientes de ajo
enteros para quitarlos después de 5 minutos (porque el sabor fuerte
del ajo no cubra los otros sabores).
Una poca de sal y, por esta versión
fría, nada de especias para subrayar la sencillez y la intensidad
del sabor de las verduras de nuestra ratatouille.